Lloro Señor mis pecados
porque me apartan de ti
y me acosan los temores:
son ejército de mil.
Ocurre que me hallo solo
porque no te siento aquí
y me rodean las cosas
ya que no puedo salir
de muchos días iguales
a un horizonte sin fin,
como salió don Quijote
sobre sereno rocín
por aquel abierto campo
una mañana abril.
¡Si me saliere de nuevo
como aquella vez salí!
En mi luminoso valle
donde oía la perdiz
y mil aves compañeras
bajo mis cielos de añil
que teñían mis montañas
de un más espeso barniz,
en soledades brillantes
que de niño conocí.
Peligra la que fue entonces
mansa intimidad feliz.
Si tú otra vez nos la dieras
el comienzo sería el fin.
porque me apartan de ti
y me acosan los temores:
son ejército de mil.
Ocurre que me hallo solo
porque no te siento aquí
y me rodean las cosas
ya que no puedo salir
de muchos días iguales
a un horizonte sin fin,
como salió don Quijote
sobre sereno rocín
por aquel abierto campo
una mañana abril.
¡Si me saliere de nuevo
como aquella vez salí!
En mi luminoso valle
donde oía la perdiz
y mil aves compañeras
bajo mis cielos de añil
que teñían mis montañas
de un más espeso barniz,
en soledades brillantes
que de niño conocí.
Peligra la que fue entonces
mansa intimidad feliz.
Si tú otra vez nos la dieras
el comienzo sería el fin.
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