En otro tiempo, joven, te pedía
que a caminar conmigo tú vinieras
“Es tiempo ahora ya que compartieras
mi cruz, me dices, nadie la quería
de todos mis apóstoles y el día
alcanza a todos aunque no quisieras”.
Si mueren bellos jóvenes e hileras
de justos santos mueren a porfía
no puedo pretender que como antaño
siguieras endulzando mi existencia.
¡Oh cuántos sufren ya infeliz engaño!
Sin cruz quieren vivir y mucha ciencia.
Aspiran superar con ella el daño
y logran el olvido en ciega ausencia
“¿Señor, Señor por qué me abandonaste?”
La cruz lo exige y es así forzoso,
se acaba aquello que era tan hermoso
y es esto lo mejor que tu pensaste.
Amor que sobrelleva y no maldice,
soporta y mira el quieto cielo
del mártir que ve todo y lo bendice.
Y espera a ti alcanzarte en suave vuelo
en tanto el diablo vence y contradice
y el llanto le da el íntimo consuelo.