miércoles, 9 de mayo de 2012

Los hombres no me miden. Tu me mides. Y el cielo asís inclina con invisible delicadeza. Te pido más de tí porque el mundo de los hombres en todo y en cada uno me oprime Además el miedo a la naturaleza sensible que se enferma y muere me detiene o sé porqué pues si lo encarara con gusto iría hacia tí como los mártires alegres a los leones ¡Dame una condición semejante! El mundo donde me formé apesta y ya en este estadio de anything goes es apocalíptico. Quizá a esa lucha me pones pero te necesito a tí, a tí solo. Y la intimidad que surge de tu madre. En tu nombre la pido al Padre.

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