sábado, 5 de noviembre de 2011

LOS PECADOS QUE SE OPONEN A LA PAZ

La discordia se opone a la concordia, causada por la caridad que auna los corazones de muchos en uno: el bien divino y el del prójimo. Así la discordia es pecado y cuando se disiente con el bien del bien divino y del prójimo a sabiendas es pecado mortal por su contrariedad con la caridad. La voluntad del hombre contraria a Dios es regla perversa de la que es bueno discordar. Discordia sería contra la discordia. Así dice el señor: no he venido a traer la paz sino la espada.. Es decir: no se puede consentir con el pecado mortal y con quienes nos quieren arrastrar a él. En este sentido el Señor nos da su espada.
La discordia se tiene por hija de la envidia pero más de la vanagloria que se afinca en lo propio. La división de voluntades pertenece al propio efecto de la discordia en cuanto la voluntad de uno está en lo propio y la de otro en lo otro.
De aquí surge la porfía, que es pecado mortal porque priva del reino de Dios. Esto es si sirve con palabras a la impugnación de la verdad. Ambrosio dijo: LA PORFÍA ES IMPUGNACIÓN DE LA VERDAD CON PRESUNCIÓN CLAMOROSA. Mas puede ser impugnación de la falsedad con una necesaria acrimonia y así es laudable. Y si se hace inadecuadamente será pecado pero venial y puede subvertir a quienes escuchen. Y la porfía es hija de la vanagloria porque defiende con palabras los sentires propios buscando las propia excelencia.
Y a continuación vienen los vicios opuestos a la paz en cuanto a la obra. EL CISMA INTENTA SEPARAR DE LA UNIDAD QUE REALIZA LA CARIDAD QUE NO SOLAMENTE UNE CON VÍNCULO ESPIRITUAL DE AMOR UNA PERSONA CON OTRA SINO A TODA LA IGLESIA EN UNIDAD DE ESPÍRITU. Y la cabeza es Cristo cuya visibilidad es el Sumo Pontífice. Contra esta comunicación van los cismáticos. Mayor pecado es la infidelidad pues va contra Dios directamente.

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