martes, 24 de febrero de 2015

HAZME NIÑO

De los días de niño recuerdo el aliento infinito
pues pensaba que el vuelo sería hacia arriba sin pausa
que no fuera el planeo rasgando este cielo impalpable.
No fue así porque el ala es el blanco de varias saetas
cuando el ave se frena mirando a las otras perdidas
es así que comienza a bajar y la toman espesas
avalanchas de rocas turbiones funestos en baja.
Complicados momentos que asombran pues alas tenemos
para nunca bajar y el aliento que impulsa hacia arriba.
¡Oh Señor: no haya sido esto vano y aumenta mi fe!
Podré así a ser niño volver a ser joven sintiendo
a la vista de aquel horizonte del mar infinito.

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