Dice el pensador Jose Ortega y Gasset: YO SOY YO Y MIS CIRCUNSTANCIAS. Dejando Señor que si yo soy yo no vives tú en mí y ubicándonos en el plano de la vida donde se ubica la expresión de impronta biológica, interpreto esto: cuando tú me acompañabas por el camino de la misión docente y en los claros de reposo detenías el paso y me hablabas y se llenaba mi corazón y mi mente e iba con fuerza a la enseñanaza t señalaba hacia un horizonte que se alejaba al caminar.
Ahora no tengo alumnos, no tengo hijos sino teóricamente, porque soy una idea para ellos que están lejos y en lo suyo, no tengo comunidad religiosa aledaña ¡Mis circusntancias han cambiado brutalmente! Y mi yo profesoral, paternal, fraternal ha sido arrastrado al no sé qué de reciclaje ¡a la papelera! Mi esposa cuida a su madre anciana todo el día ¡me quedas tú! Y el horizonte se acerca, el fin que era en el comienzo me comienza a ceñir. Cuando era joven ¡yo me ceñía!
Debo sentirme agradecido porque mi horizonte eres tú y tengo que pasar por donde no querría, por donde ni el Apóstol quería, pues anhelaba ser sobrevestido. Pero tengo a tú madre ASSUMPTA IN GLORIA. Ella fue pura humilitas y ahora es puro cielo. De la perfecta disposición a la gloria.
Se acerca y ya no es lejano el horizonte. Tu rostro que buscó el salmista y con el cual rezó Agustín es lo que hoy te pido. "No escondas de mí tu faz", decía aquel santo. Y SÉ AHORA DÓNDE ESTÁS ESCONDIDO. En lo íntimo, más adentro que yo mismo como dicen Agustín y Juan de la Cruz. Ya mis circunstancias no son yo sino tú. CUANDO TE VEA SABRÉ QUIEN SOY, dijo Juan.
Ahora no tengo alumnos, no tengo hijos sino teóricamente, porque soy una idea para ellos que están lejos y en lo suyo, no tengo comunidad religiosa aledaña ¡Mis circusntancias han cambiado brutalmente! Y mi yo profesoral, paternal, fraternal ha sido arrastrado al no sé qué de reciclaje ¡a la papelera! Mi esposa cuida a su madre anciana todo el día ¡me quedas tú! Y el horizonte se acerca, el fin que era en el comienzo me comienza a ceñir. Cuando era joven ¡yo me ceñía!
Debo sentirme agradecido porque mi horizonte eres tú y tengo que pasar por donde no querría, por donde ni el Apóstol quería, pues anhelaba ser sobrevestido. Pero tengo a tú madre ASSUMPTA IN GLORIA. Ella fue pura humilitas y ahora es puro cielo. De la perfecta disposición a la gloria.
Se acerca y ya no es lejano el horizonte. Tu rostro que buscó el salmista y con el cual rezó Agustín es lo que hoy te pido. "No escondas de mí tu faz", decía aquel santo. Y SÉ AHORA DÓNDE ESTÁS ESCONDIDO. En lo íntimo, más adentro que yo mismo como dicen Agustín y Juan de la Cruz. Ya mis circunstancias no son yo sino tú. CUANDO TE VEA SABRÉ QUIEN SOY, dijo Juan.
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