sábado, 6 de septiembre de 2014

¡OH PASTOR SANTO!

He abierto un sendero de tanto pedirte que siento un deleite aun tan dolido por haberte llamado ya una y otra vez.
Si el caso es perdido contigo lo gano y sintiendo a tus santos estoy batallando y no puedo rendirme al estar en tu grey. Cual pastor me conoces a mí por mi nombre y me llamas y escucho tu voz.
No podría dejar de ponerte mi peso y de ti recibir lo mejor que me dé lo que falta a mi ser. Me rodea la nada, la muerte, la duda, lo oscuro hasta el mal. Y por más que los santos me hayan formado con tantas verdades me hace falta la misma verdad, el sosiego y el cálido abrazo que a veces me das.
Como ahora que acabo de ver a mi enferma y recuerdo los prójimos que hoy ya no están ¡Y me siento tan débil por ser hoy aquí y sentir la potencia del ser!
¿Cómo es que he llegado hasta aquí y persevero en el ser? ¿Para qué aún me quieres? ¿Adónde me has de llevar todavía? Todos parecen tenerlo muy claro mientras se aferran al dulce vivir.
Yo al ver que se va me parece que abre el camino mas pido que aquí todavía se quede otro poco. Estoy viendo cuan frágil que era la vida que estaba llevando: con los míos y como estiraba esa nada buscando sin fe lo que antes tenía. 
Nada sé en este instante y floto en el cielo cual nube en el ser. Mas te pido que alargues un tanto esta grey hasta un tiempo en que firmes sigamos tu voz.
Mientras tanto mantenla en el bello redil con sus hijos y esposo y la Virgen nos dé Nazaret.

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