sábado, 14 de marzo de 2015

LA BUEN GRACIA

La noche fue un objeto de obediencia
los hombres con sentido le temían
y libres en sus casas se sentían
y en sus penumbras adquirían ciencia.

En cercanía y en fecunda ausencia
de cosas con la luz se estremecían
de la conciencia adonde se veían
teniendo de tu rostro la presencia.

Ahora empero sea tan temido
si induce a que contigo conversemos
como "los sabios que en el mundo han sido".

Orando estoy para que al fin te amemos
a ti que hacia mí vienes y has pedido
que tus palabras tiernos conservemos


Hágase en mí lo que tú pides: ¡sea
tu habitar y con ello te posea!
No puedo dilatar más tu concurso
pues hace mucho que apelé al recurso
que diste en la llamada última cena:
se van los días dándome esta pena
de no tenerte a ti ¡y lo has ofrecido!
Locura es grande: antaño estremecido
pasaba por la noche y por el día
en este valle mío y te veía
¡ESTABAS A MI LADO CAMINANDO
Y YO COMO RAIMUNDO ESTABA AMANDO
AMADO CON AMIGO TRANSFORMADO
TÚ EN EL AMIGO Y YO EN EL AMADO!

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