La fuga a las montañas azuladas
un cielo destilado ante la vista
que va cristalizando en amatista
y déjale sus nubes matizadas.
¡Ahora sí comprendo tus llamadas
de niño y joven por tu santo artista
y luego por pintor evangelista
del "hodie mecum eris" contempladas!
Quisiera sumergirme en aquel prado
midiendo versos o elegantes pasos
del noble potro de color moteado,
contigo solo y estrechando lazos
adentro ya del tiempo hacia el pasado
asiéndolo en intelectuales brazos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario