lunes, 1 de diciembre de 2014

FIDELIS SERMO

Escucho hablar y ocultan que has venido
que el Padre te envió y el mundo es eso:
no recibirte a ti: así es que rezo
que me protejas a tu cuerpo unido,

al sacramento real, al yugo uncido
risible a la cultura en tiempo espeso
oscuro artificial que tiene impreso,
con todo, aquel Consuelo descendido.

¡Oh háblame Señor, habla tú solo
no quiero ya escuchar otras palabras
enraizado en el lejano polo

esperaré en la soledad a que abras,
con vientos que resuenen desde Eolo
tirando al monte como huidizas cabras.

Y sí: te pido siempre muy vehemente
que cures a mi enferma dulcemente
y que nos des a todos tu dulzura
y la presencia espiritual y pura,
echando los demonios al abismo,
armados con antiguo catecismo:
aquel que ha resistido los embates
del gran sofista y todos sus orates.
Yo sé que ha de venir el engañoso
profeta que aparezca muy hermoso:
lo experimento y también lo leo
en la Escritura y luego así lo creo.
Mas tú nos guardarás de aquel maligno:
lo dice aquel apóstol fidedigno.

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