lunes, 22 de diciembre de 2014

SENSACION DE CAUTIVIDAD

Como he dicho, si te hablo me estás ya cercano y no temo
y conservo tus mansas palabras de hogar y morada.
¡Oh las otras que escucho del mundo son paja que al soplo
de los vientos se esparcen perdiéndose todas en nada!
Esto quieren algunos filósofos sin la sophía.
Justamente la nada de aquello que tú propusiste:
la morada serena en tu Espíritu Santo: sus templos
fuimos hechos y ahora desechos por mor de la santa
tolerancia: no escucho que nadie mencione tal cosa.
No querrán molestar a los fieles con Juan ni con Pablo.
Yo por mí te suplico me libres de tales conceptos
si por ser solidario me quedo sin ti y sin el Padre
en el tiempo de ahora que estoy con temblores de muerte.
¡Oh mi pobre enfermita rodeada de mundo encerrado!
Yo te pido el milagro de vida mas otros mayores:
que te vea a ti solo olvidada de lo otro aparente.
¡Oh qué horror que me dan esas cosas que obstruyen tu vista!
Combatido me siento por ellas pues ellas los ciegan:
yo no sé cómo hacer ni qué hacer y me siento anulado
por la nada de aquellas palabras de mundo tiranas.
Tú me dices Señor qué he de hacer en mi siglo orgulloso.
Por de pronto te ruego por ella y por otros enfermos:
Tú preséntate allí en el alma rompiendo ese mundo
Pues nosotros parece que ya hemos caído en sus manos.
No lo sé a ciencia cierta te ruego que vengas y sanes.

Compañía tenemos, comemos bellotas y hambreamos
y volver yo contigo hacia el Padre es mi tarde en las tardes.

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