miércoles, 18 de septiembre de 2013

EL ALIENTO DE MI VALLE

Atravesando estos aires
de las sierras de Brochero
el alma se beatifica
como preludio del cielo.
Una sutil espesura
morada nos va cubriendo
y más y más nos incluye
en luminosos silencios:
Un rancho y diez espinillos
un algarrobo paterno
junto al río Panaholma
quien por venir de bien lejos,
de sus montes escondidos,
sabe acercar bien los tiempos
por su fluencia pausada
en recodos de su lecho
y unifica los instantes
en armónico concierto
de azules verdes y blancos
animados por los vientos.
Quien cruza en sus soledades
como imagen de lo eterno
estas tardes y mañanas
del paraíso propuesto.

Yo lo he gozado por gracia
en inocente momento
y siempre lo estoy buscando
en la plenitud del tiempo.
Cuando me hubiere dejado
de perseguir el viento,
-vanidad de vanidades-
y me concentrara en esto:
en estarme en este hoy
escuchándolo al Verbo
que destila entre los montes

su inefable pensamiento

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