martes, 25 de marzo de 2014

FINAL FELIZ

Érase una vez cuando me sonreía el cielo
en tardes y mañanas y lo veía fluir
e iba hacia el horizonte en decidido vuelo
que no pensaba nunca que podía morir.

Volar en el espíritu a vista de la idea
fue impulso del maestro en tiempo juvenil.
Veníamos del campo u hogar de la Odisea
y todo se fundía en ámbito sutil.

Allí me habías llamado con la samaritana
debajo de mis árboles que con pasión planté.
"Yo soy contigo yo hablo, no habrá ya otra campana
que escuches en el mundo sino la de la fe".

Salí fui a la enseñanza dejando soledades,
henchido de los montes de espeso jarillal.
Dejamos enterrada una de dos mitades
y así nos falta entero aquel algarrobal.

Aquel que nos rodeaba con fieles animales,
delicia en pocos años que por todos valió,
bullían en las sierras  los puros manantiales
que suenan en mi alma y el tiempo concertó.

En versos de poemas como estos de Lugones
que fluyen esta noche ansiosos tras de ti.
Tú sabes porqué oro: son arduas peticiones,
coronan las que todas ya entonces te pedí.

Ahora corran aguas del río de la vida
que vuelve hacia el origen en su bello desliz
y vuelva con mi esposa a aquella su "manida
en soledad sonora" y en plenitud feliz.

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