sábado, 23 de febrero de 2013

Sí, evidentemente Señor, estás para cada uno y afuera no se te ve porque no operas allí hasta el día final del PAROYSÍA. Ni siquiera cuando habitabas como hombre operabas en todo lugar y siempre como lo que eres: DIos. Pero hemos de hallarte dentro nuestro y debemos buscarte allí y solicitarte en la intimidad. Tú nos lo has dicho en la última cena con aquello "me voy pero volveré a vosotros y no al mundo".
Yo he de confesar que esto se experimenta en la medida de tal inmersión fuera de la cárcel de este mundo ¡Qué es poderoso a acosarnos el mundo! Yo vivo rabiando a este respecto.
Por eso te pido que me conduzcas dentro al secreto donde oro para poder pedirte por mis prójimos que son llevados por la inundación de las cosas. Es un martirio, Señor no saben lo que hacen, no les tenga en cuenta su pecado. Es increíble el poder que tú has roto y misterioso. Yo te pido por ellos y me vuelve a caminar contigo.

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