miércoles, 27 de febrero de 2013

TODO Y TODOS PASAN Y TÚ PERMANECES

Se oye decir que hay que tener fe en Dios. Lo más difícil es teniendo fe, esperanza y caridad dados por Dios sobrellevar la visión de los hombres en su mundo y pensar que Dios obra y nos da lo que en verdad ha consumado en nosotros: el misterio de la gracia. El mundo nos amenaza con arrebatarnos todo, los hombres siguen y siguen llevando sus líneas desenvolviendo el ovillo de sus opiniones animados unos con buena intenciones y otros con torcidas.
Por ello Señor el ámbito que tú has abierto hablándonos y viniendo a manifestarte en nosotros uno a uno, persona a persona haciendo morada en aquel que te ame, es decir que quiera recibirte (eso significa AGAPO) nos rescata del mundo de los hombres donde no podemos sino vivir. Pero a ti te preguntamos dónde moras, habitas, permaneces. Porque la vida pasa para cada uno en el mundo que nada se curará de nuestra muerte pero sólo tú permaneces y nos ofreces permanencia porque precisamente ese es el amor: el no pasar.
Tu palabra no vuelve a ti vacía. La plenitud de Dios nos llena porque tú te diriges a cada uno y nos solicitas. Si tú nos hablas que eres la palabra del ser (Dios es su ser, esse subsistens) nos llenas de ti y nos plenificas. Así podemos iniciar una amistad contigo, la más fiel, la que nos brinda todo el tiempo y todo el ser que en nosotros quepa y las cosas que no son pasan como el agua de una acequia y bastante barrosa.
Prefiero las aves, el cielo y las montañas que son perecederas pero que tienen en ti sus tiempos y a los cuales haces bellos porque los hombres son inestables y deformados ya que deben guiar su conducta como Eva y se van tras las apariencias. Ellas terminarían con la crucificción tuya. Yo no la puedo aceptar pero veo que con ello has matado toda desviación por ignorancia: nadie puede aducir que no te visto clavado en la cruz y escarnecido.
Pero tú me has serenado en mis tardes y me has hecho participar un poco en el dolor. Yo te sigo por el sendero y eres tú lo único que tengo, el único que permanece.

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