sábado, 8 de octubre de 2011

DELANTE DE ESTAS SIERRAS

                 Bebí la sierra en tardes y mañanas,
                 me dabas tú la vida y el aliento
                 y se engendraba el claro pensamiento
                 cual el sonido antiguo de campanas.

                Entonces fue que odié del mundo vanas
                glorias que diz que son cual perseguir al viento:
                efímeras pues son sólo un momento
                y mueren tras los meses y semanas.

                La soledad sentí que estaba llena
                de dilección en dulce permanencia,
                la partitura de armonía buena

               y así me acostumbraba a tu presencia
               y ansiaba entrar en escondida cena
               adentro en la montaña con tu anuencia.

Me animaste Señor y yo con tales ansias avancé en los años con ingenuidad quijotesca porque no ingresé en la montaña sino en la enseñanza y tuve hijos y hermanas en la fe. Pero mi lenguaje de la dulce permanencia que bebí y bebo de mis sierras de alhucema es algo de otro mundo sin valor alguno para la realidad de las cosas. Entonces viene la pena: ¿debo creer que he fracasado porque mis prójimos creen en las cosas efímeras y más y más en ellas se internan o mejor dicho se ex-ternan (perdonando el neologismo)? ¿Quien soy para dar normas, trazar caminos cuando yo ando por senderos que se pierden en el bosque?
 Es, Señor, como si tú no bastaras y yo buscara compañía. Mas como recibo de tí la verdad ella me lleva a comunicarla y a entregarla como beneficio. Por eso tengo CLARAVAL. Pero está vacío o bien es visto como el nombre de una casa, es visto como una cosa.
Sueño así con un consorcio de personas vueltas hacia la conversación en los cielos en el tiempo pleno ya dado por tí (no futuro planificado). Mi lección tan temprana de San Pablo me la tomé así:  como se lee en cartas a sus dilectos amigos en el misterio de la piedad. Pues bien Señor ya lo dije y ahora estoy consolado.                               

No hay comentarios:

Publicar un comentario