POEMA EN LA TARDE
Estis poiémata toy Christoy, Efesios
¿De qué se quejan las palomas solas
en la inefable tarde en primavera?
Se imbrican los sonidos, suaves olas
que se deslizan en la costa austera.
Nos llaman a una dulce cercanía
desde los bosques plenos interiores
a las delicias de impalpables lejanías
que están latiendo atrás de los alcores.
Es el Señor Vivificante ahora
inmerso en nuestra deficiente vida,
haciendo aquí su estancia y su demora
y consumando así en la vuelta la ida.
La flecha va volando hacia el origen,
se aleja y en quietud se va acercando
hacia Ellos: las tres Personas nos eligen.
Ellas son las que en mí están resonando
en el Amor que acerca y nos incluye.
¡Cuánto más lejos e infinito es mas cercano!
Él, que cual ciervo nos parece que huye
y nos conduce con su tierna mano
adentro más adentro en la espesura
del monte en deleitosa oculta loma
que es el hogar de intimidad segura
del insistente amor de la paloma.
Y el río corre en la dorada tarde
y el campo donde tengo mi tesoro
me ofrece en tiempo circular el oro
y en la violácea sierra el éter arde.
Habla, habla tú solo que no quiero
de ahora en más oír otras palabras
Y dame sólo el día verdadero
de la preciosa soledad que hoy labras.
La tarde va avanzando, es sinfonía
por una dulce mano concertada.
Es esto lo que mi alma más quería
y es esto lo que quiere ensimismada.
Aquí estoy viendo sobre el campo arado
gozar en gracia del jardín primero
a aladas criaturas, no ha pasado
para ellas aquel día. Soy testigo:
en esta tarde aquí está el paraíso
Desde hacen veinte años que lo digo
y escribo: El Verbo su poema me hizo.
VEO, SIENTO, EXPERIMENTO Y SÉ POR LA FE BEBIDA EN LOS EVANGELIOS Y EN LAS CARTAS, HABIENDO YA CRECIDO EN MI MEMORIA POR AÑOS. Esto lo digo para quienes se pregunten cómo digo lo que digo. Bueno yo a tí te hablo Señor respondiéndote. Y no tiene sentido convencer a nadie sino compartirlo.
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