viernes, 7 de octubre de 2011

ERES LA CASA

                    OIKIA

        La tarde, era la tarde la que hablaba
        en tanto yo pasaba hacia la escuela
        por calles laterales de mi villa
        pensando así: alabando, sin objetos.
        ¿En ella era tu mano que oprimía
        mi corazón? La nube con mi vista
        seguía hasta el confín y la enseñanza,
        los signos de lo que eres me llevaban
        a predicar el Verbo, el elemento
        donde existimos, nos movemos, somos…
        ¡Todo era bello! Nunca me he perdido
        este regalo. Ahora estoy contigo
        sin jóvenes que escuchen. Estos versos
        blancos serán quizás espejo donde
        el paraíso se recobre, olvido
        que los poetas han salvado. Ahora
        hay una nube de oro en este cielo,
        urdimbre espiritual, del dios teatro,
        de los helenos plástico escenario.
        Nosotros que sabemos que eres Verbo,
        que eres Persona, un quien que a mí me habla
        lo recibimos gratis desde niños.
        (¡sería tan forzado lo contrario!).
        Y veo aquesta nube que el sol dora
         y veo que son signos de tu Verbo
         ¿Acaso es un reflejo de la gloria?
          Hoy nace un niño: hay paz sobre la tierra
          y hay una misma tarde donde ingresa.
          y la mañana ha sido clara aurora
          en donde la persona es una gota
          de trémulo rocío: un rostro tuyo.
          El sol que nace anuncia y ya al ponerse
          ingresa en el tesoro de la vida
          eterna del Espíritu que hoy sopla.
          No sabes desde dónde ni hacia adonde
          te lleva:  te acaricia y te da vida,
          enciende del hogar un fuego propio,
          una morada donde tú te hospedas.
          Tú sabes lo que quiero: te lo he dicho.
           con PARRESÍA  de un ingenuo niño
           que así confiando en ti hoy contigo habla

Parece muy técnico y complicado esto. Bien: asencillemoslo. La PARRESÍA es una palabra de las cartas, de los apósotoles que tuvieron con Jesús esa confianza en el hablar, la RESIS es un hablar. Y nuestro hablar con Dios es el de un niño que con confianza de hijo dice cosas inocentes a su Padre a través de la cecanía con el Hijo. Si quiséramos ser niños pasaríamos a la intimidad de Dios y el mundo con sus redes no sería obstáculo.
´Tú Señor nos lo has dicho coN claridad: cómo estar contigo. Yo pido en tu nombre que ellos te vean y vuelvan a ser lo que eran: niños. 






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