lunes, 10 de octubre de 2011

QUIERO TU HOY

              HOY ES

      Estoy en plena tarde
      tras la lluvia, las sierras por delante
      en el momento en que arde
      violáceo su semblante
      y cabe aquí lo eterno en un instante

      Lo siente la paloma
      lo afirma inmarcesible el algarrobo,
      lo encierra en sí la loma
      sentimos el arrobo
      do pacen el cordero con el lobo.

      Y tú estás esperando
      que deje mis asuntos pasajeros,
      de cerca estás llamando
      y somos los postreros
      en ir do son los pájaros primeros.

      El cielo, el campo todo
      las nubes y los árboles y el viento
      nos llaman de tal modo
      que vuela el pensamiento
      vacío y transparente en ese aliento.

      Si hay peso en la memoria,
      las horas en olvido nos envuelven
      dibujan una historia
      do antiguos sones vuelven
      y límpidos hogares nos absuelven.

      ¿Adónde la he vivido
      ya a esta paz intensa inalcanzable?
      ¿Y cuando la he sentido
      si el hombre es sólo un cable
      que viene desde el ELLO incontrolable?
     
      El asco me ha embargado
      de todo lo que el mundo nos presenta
      y yazgo embriagado
      por la fragante menta
      leyendo lo que la corzuela cuenta.

     Aquí el arroyo insiste
     entre el follaje oculto estremecido
     en su murmullo y viste
     el pájaro su nido
     con hierbas que embriagan el sentido.

     Y nadie hay quien lo goce
      aquí sólo hay zorzales en la nada.
      Y esto hace que rebose
      la libertad pasada
      del hombre originario en su morada.

      El tiempo es este día,
      el ser es el estar en esta tierra
      Hay una melodía
      que ignora toda guerra
       y sigue el ritmo antiguo de la sierra

      que es toda de alhucema
      y el brillo de las horas la aquilata,
      es brasa que no quema,
       da vida mientras mata
       vana inquietud y  con su luz nos ata.

       La cumbre nos da luna
       en el azul intenso de zafiro.
       La sinfonía es una,
       del  campo, solo, miro
       el trémulo sembrado y solo aspiro

       del monte de jarillas
       de tuscas, de espinillos raro aroma.
       Y beben avecillas
        el aire azul y asoma
        la sacha cabra sola en esta loma.

        Allí tú me atraías
        de niño cuando huí a la loma bola
        en sulky, melodías
        amando que oye sola
        el alma de la mística española.

        Te busco ya en mi mente
        El mundo más y más está encerrado,
        se fuga del presente
        en donde estás anclado
        pues tú eres hoy y siempre  enamorado

        del alma y la morada.
        Si bien le das al Cesar la moneda
        persiste tu llamada
        premiando a quien se queda
        sentada allí a tus pies tranquila y leda.

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