martes, 13 de noviembre de 2012

SOLEDAD SIN LUZ ELÉCTRICA

Éste quien te habla Señor es una persona y lo es a imagen tuya, Persona quien nos habla No es muy difícil de comprenderlo? Estamos llenos del ser de nuestra persona y todo cuanto hacemos es para seguir su enjundia. Nuestra persona es una promesa o mejor el resultado de tu promesa hecha a Abraham de que tendría una descendencia y serían benditas todas las naciones que no se podrán contar como las estrellas. Yo lo comprendí un día en que lo leía precisamente en la soledad del campo bajo las estrellas. No había luz eléctrica pero sí luz interior. Fue sublime vivir así. Si tú quisieras que la recobre aquella vida antes de lo que será después. Porque la vida normal está llena de peligro: allí se escucha todo menos a tí. Es una vida bonita, decorada, cerrada sobre sí e iluminada con luz eléctrica.
Por lo menos hay que decir: estamos sin tí y no aprovechamos el pan de vida. El amor está circunscripto al obrar en beneficio de los demás Pero morimos de hambre nosotros sin amor porque no tenemos tiempo para tí.  Nuestro espíritu está sin quietud y ¿qué amor podemos dar así? Podemos dar cosas pero no nuestra persona no puede darse como tal.
¡Vuélveme a aquella soledad fructífera!

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