OIKIA
La tarde, era la tarde la que hablaba
en tanto yo pasaba hacia la escuela
por calles laterales de mi villa
pensando así: alabando, sin objetos.
¿En ella era tu mano que oprimía
mi corazón? La nube con mi vista
seguía hasta el confín y la enseñanza,
los signos de lo que eres me llevaban
a predicar el Verbo, el elemento
donde existimos, nos movemos, somos…
¡Todo era bello! Nunca me perdido
este
regalo. Ahora estoy contigo
sin jóvenes que escuchen. Estos versos
blancos serán quizás espejo donde
el paraíso se recobre, olvido
que los poetas han salvado. Ahora
hay una nube de oro en este cielo,
urdimbre espiritual, del dios teatro,
de los helenos topos de la idea.
Nosotros que sabemos que eres Verbo,
que eres Persona, un quien que a mí me
habla
lo recibimos
gratis desde niños.
(¡sería tan
forzado lo contrario!).
Y veo aquesta
nube que el sol dora
y
veo que son signos de tu Verbo
¿Acaso
es un reflejo de la gloria?
Hoy
nace un niño: hay paz sobre la tierra
y
hay una misma tarde donde ingresa.
y
la mañana ha sido clara aurora
en
donde la persona es una gota
de
trémulo rocío: un rostro tuyo.
El
sol que nace anuncia y ya al ponerse
ingresa
en el tesoro de la vida
eterna
del Espíritu que hoy sopla.
No
sabes desde dónde ni hacia adonde
te
lleva: te acaricia y te da vida,
enciende
del hogar un fuego propio,
una
morada donde tú te hospedas.
Tú
sabes lo que quiero: te lo he dicho.
con
PARRESÍA de un ingenuo niño
que
así confiando en ti hoy contigo habla
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