jueves, 7 de julio de 2011

EL REINO DE JESUCRISTO

  Cuando se habla del reino hoy en la mezcolanza entre modernidad y posmodernidad que no se sabe clarificar se sigue considerando la condición del cambio de estructuras sociales y económicas como rol de Jesús de Nararet. Pablo es balnco de los ataques de Nietzsche sin embaro Señor te ve así como rey saliendo de la esfera de las narraciones sinópticas:



     Pablo es apóstol por voluntad de Dios y se dirige a los santos y fieles en Cristo Jesús. POR ESO LES ENVÍA (no simplemente les desea) la gracia y la paz de parte de Dios y del Señor Jesucristo. Luego comienza el himno:
Bendito sea el Padre de nuestro Señor Jesucristo por habernos bendecido con toda bendición espiritual en los cielos en Cristo, porque nos eligió en Él antes del principio del cosmos.
Su bendición consiste en ser elegidos para ser santos e inmaculados ante su faz, habiéndonos visto previamente en el amor en orden a  la adopción por medio de Jesucristo que nos lleva al Padre de acuerdo a la buena voluntad de su querer que nos destina a la alabanza de la gloria de su gracia con la cual nos agració a nosotros en el amado. El amado es aquel que nos redimió por su sangre quitándonos los pecados por la riqueza de su gracia, que sobreabundó para nosotros en toda sabiduría e inteligencia haciéndonos conocer el misterio de su voluntad según su beneplácito que previamente puso en él en la economía de la plenitud de los tiempos para recapitular todo en Cristo, lo que está en la tierra y en el cielo: en él en el cual hemos sido elegidos como predestinados de acuerdo al propósito del que realiza todo de acuerdo al querer o consejo de su voluntad para que nosotros seamos la alabanza de su gloria, los que antes esperamos en Cristo, en el cual también vosotros, los que escucháis la palabra de la verdad, el evangelio de vuestra salvación en el cual, creyendo, también fuisteis sellados por el espíritu santo de la promesa en quien está la prenda de nuestra herencia para la redención de lo que adquirió para la alabanza de su gloria.

Comentario. Somos suyos para la alabanza de su gloria ¿Entonces nos enajenamos, somos hechos para alabarlo, hay un egocentrismo en quien nos crea y nos hace para Él? Antes se había añadido: “…de su gracia con la cual nos agració a nosotros EN EL AMADO”. La gracia es copia de su gloria. Él la comparte con nosotros de tal manera que somos hechos, configurados en ella para ser hombres nuevos, para nacer de nuevo en ella en calidad de hijos legítimos, de herederos de su gloria. Y lo hace de una manera prodigiosa: “en el amado”. El Padre lo hace objeto de su predilección, es el “amado”. Ama al Hijo y nos engendra en El antes del origen del mundo. Así también y por eso mismo nos redime en ÉL con su sangre y así nos hace suyos de la manera más íntima. Por lo tanto cuando lo alabamos no alcanza nuestra alabanza a tal prodigio de humildad: su pasión y su ingreso en el sacramento de los sacramentos. Pero al alabar y realizar así nuestra esencia (aquello para lo que existimos desde el origen) estamos alabando su obra en nosotros, en cada uno, nuestra persona, que será así hacia Él pero que se revela en la venida de El a nosotros en “el amado”. La alabanza de su gloria se fenomeniza en nosotros, alabando nos potenciamos nosotros mismos naciendo en el amado como sus hijos, o personas en la cercanía trinitaria que es dinámica. Nuestro existir es un alabar que nos potencia. Esta bendición originaria ya en la promesa hecha al hombre obediente, Abraham, la cumple la tercera persona, el amor con que se ama, el Espíritu Santo, “la prenda de nuestra herencia”: en El fuimos sellados o consagrados a esta filiación graciosa por la cual somos otros hijos en el “amado” Jesucristo, quien en primer lugar nos quita todo impedimento para ello, es el cordero, y finalmente recapitula todo en sí: es el verdadero centro, quien se descentró completamente como Dios haciéndose hombre, esclavo y eucaristía.
Este es el poder de quien todo lo realiza de acuerdo al consejo de su voluntad. Este poder consiste en darle todo al amado y por su medio a los amados partícipes en su gloria por medio de una redención prodigiosa: la del primero que se hizo último y así es primero, el amado. Este misterio de su voluntad se manifestó como la “buena gloria”, un beneplácito, de tal índole que implica la EKENOSIS, no la concesión de algo, de favores de un rey, sino de la desposesión de su condición, la entrega de su prerrogativa divina para hacerse a través del hombre y aún menos que hombre: alimento. Así el Cristo recapitula todo: del pan y del vino hace su cuerpo y su sangre: de la materia un viático hacia lo único que quedará, el amor. Ya desde ahora en la plenitud de los tiempos, bautizados en su muerte, somos sellados con el Espíritu de la promesa para que se cumpla en el tiempo el designio eterno con el que fuimos bendecidos en los cielos en Cristo antes del big bang: ser santos ante su faz.
Ese día de la eternidad late en nuestros días pequeños y efímeros. El Espíritu es el arrabón de ese día que ya está en nosotros y por eso en los días pasajeros no queremos dejar pasar la alabanza que nos hace ex sistir: para ello hemos sido hechos, para la alabanza de su gloria.
Pablo hace memoria en sus oraciones para que el padre de la gloria les conceda el espíritu de sabiduría y de revelación en el sobreconocimiento suyo iluminando los ojos de vuestro corazón para saber cual es la esperanza de su llamado, cual la riqueza de la gloria de su elección en los santos, cual la hyperbólica cantidad de su poder hacia nosotros los creyentes de acuerdo a la operosidad del poder de su fuerza que obró en Jesucristo resucitándole de entre los muertos y sentándole a su diestra en los cielos sometiendo todo bajo sus pies y constituyéndole cabeza de su Iglesia, que es su cuerpo: EL PLEROMA DE LA PLENIFICACIÓN TOTAL.
Esto es predicar al pueblo de Dios: mostrarle su verdadera condición de hijos y herederos del Padre de la gloria en el Espíritu SANTO de la promesa. María magnificó al Padre por el cumplimiento, en ella, de la promesa de Abraham.
2. Estado previo: muerte en los pecados. Pero Dios nos vivificó con Cristo por la gracia por medio de la cual nos resucitó y nos hizo sentar en los cielos en Cristo por la fe que es un don de Dios y no por las obras.
Porque somos nosotros en esto poemas suyos, hemos sido creados en Cristo Jesús para que practicáramos las buenas obras que dispuso de antemano. ¿Cómo? Participando en la sangre de Cristo. Porque Él es nuestra paz en su carne anulando la ley y creando en sí mismo un solo hombre: el hombre nuevo, haciendo las paces por medio de la cruz. Él vino a anunciar la paz: el libre acceso al Padre en un mismo Espíritu.
Ya no somos extraños sino conciudadanos de los santos y familiares de Dios edificados sobre los cimientos de los apóstoles porque la piedra donde estamos es Cristo en quien formamos un templo santo y somos morada de Dios en el Espíritu.
3. Pablo conoce el misterio oculto a las generaciones pasadas: el misterio de Cristo por el Espíritu por el don de la gracia que le fue concedido por la fuerza de su poder: anunciar a los gentiles la insondable riqueza de Cristo, misterio escondido desde los siglos en Dios que creó el universo para que la multiforme sabiduría sea manifestada a los ángeles en los cielos mediante la Iglesia como cuerpo del así destinado a ser nuestro Señor:
Que Cristo habite por la fe en vuestros corazones para que arraigados y cimentados en el amor podáis comprender con todos los santos la anchura y la longitud la profundidad y la altura y conocer el amor de Cristo que excede todo conocimiento y os llenéis de toda la plenitud de Dios.
Ruega a aquel que puede hacer todo mejor de lo que podemos pedir o comprender con un poder que opera en nosotros sea a Él la gloria en la Iglesia y en Cristo Jesús por todas las generaciones por los siglos. Esto apoya el “Santificado sea tu nombre” ¿Hay un poder suyo que obra en nosotros? ¿Dónde quedan las moralinas vigentes?
Este exceso de plenitud y de poder no se compadece con nuestro entendimiento ni con nuestros valores y está para ser impetrado. El apóstol nos muestra cómo: por medio de una constante alabanza e impetración y exhortación a lo que debemos hacer: caminar de acuerdo a nuestro llamado en primer lugar con la disposición: humildad y mansedumbre y paciencia llevándose mutuamente en caridad solícitos en mantener la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz, un cuerpo y un espíritu según el cual fuimos llamados en una esperanza del llamado: un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos que está sobre todos, a través de todos y en todos. Mas hay jerarquía de dones y configuración en el reparto para la ordenación de los santos en la obra del servicio, en la edificación del cuerpo de Cristo hasta que todos alcancemos la unidad de la fe y del sobre conocimiento del Hijo de Dios, hacia el hombre perfecto, la medida de la edad de la plenitud de Cristo.
Parece que esto ha sido utópico. Pero en la historia ha sido concebido y la inmediatez nos presenta la Iglesia 2000 años después con una consistencia amenazada pero cierta. Sin embargo el topos legítimo es la misma palabra paulina: hombre perfecto, hacia la medida de la plenitud de Cristo. ¿ A qué llaman dogma? Aquí hay un PLEROMA dado e impetrado no una organización de la cual la masonería sería un paralelo: estamos unidos a la cabeza para el crecimiento del hacer de la verdad y la edificación en el amor (ALETHEUONTES DE EN AGAPEE AUXOMEN). Cada uno crece y edifica el cuerpo no estando separado como balsa al garete y eso lo hace en la barca de la Iglesia que es al arca de Noé. No es constituida por nuestros amores sino por el AGAPE, la vida de Dios, no es suma sino organismo del hombre Dios que crea el hombre nuevo con la renovación del NOYS EN EL ESPÍRITU en la justicia y santidad de la verdad. Hemos sido sellados en el Espíritu santo de Dios para el día de la redención. Esto borra todo y obliga al perdón cayéndose toda maldad de nuestras manos.

Eres, Señor, rey de un mundo bastantito más amplio y profundo y alto de los que desde un historicismo, sociológico aún anclado en Dilthey y en Scleiermecher y en Wellhausen y la teología racional puedan, quieran alcancen a ver. Eres cabeza del universo creado y primogénito de los muertos. Eres el que fue retratado super metafísicamente en el himno a los Colosenses, eres el LOGOS. Así te consideraba Ireneo que sin embargo fue heredero directo de quien te conoció en la carne muy cercanamente. Porque San Juan tuvo a Policarpo por discípulo dilecto y éste a Ireneo y San Juan te vio en carne y sin embargo te denominó LOGOS, cosa que Ireneo en el 200 así te veía en el misterio ¿Dónde queda la historia o hisotoriografía con sus pretensiones científicas? Por eso Pablo hablo de un ciencia supereminente acerca tuyo: él que subió al tercer cielo, es decir que fue sacado por un tiempo.
¡Oh Jesús mío por lo que amí hace pongo mi experiencia, la manifestación tuya en mí vida aquí delante de estas sierras! No lo demuestro a los más sino que lo muestro a los menos que se acercquen a mi gozo y alegría de tener junto a mí, ardiendo por ello mi corazón en el camino. ¿Quien no te siente para que conoce tantas cosas? Y QUIEN TE EXPERIMENTA NADA MÁS NECESITA

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