Los hombres viven la vida con avidez haciendo cosas y más cosas y parece no importarles la precariedad de su vida. El día y la noche son llenados de necesarias actividades y de otras que no lo son tanto y de otras que no lo son nada. El día es un don inenarrable con su luz creciente y decreciente: deja en nosotros un no sé qué. La noche nos sumerge en el misterio del cual escapamos. Ambos revientan de hechos efímeros que nos seducen. Yo te pido que me los quites para que pueda estar contigo como tú estás conmigo.
Hablaste de la semilla que cae junto al camino, entre los espinos, sobre la piedra y en la tierra.Mundo y tierra, lleno de cosas y vacío y disposición. Mencionas hoy el hecho de tu hablar en parábolas y de la cerrazón de los oídos que no quieren sanarse y alertarse de la separación entre el sí y el no.
Pero entre los "no" ESTÁN LOS AHOGADOS POR LOS ESPINOS QUE LOS ACOSAN Y QUIENES NO SE PROFUNDIZAN PARA LA SEMILLA Y AQUELLOS QUE SE VAN CON LA MASA Y NO QUIEREN SER PERSONAS O SUSTANCIAS INDIVIDUALES DE NATURALEZA RACIONAL Y PROCLAMAN SU SER OTROS QUE LA RAZÓN. EL REINO DE ESTE MUNDO ES TERRENO PARA LA CIZAÑA Y LOS PESCADOS INÚTILES PARA EL ALIMENTO SE AGLUTINAN EN LAS REDES. A esto llaman "vida" y lo es. Pero no la del hoy pleno del día y de la noche.
Tú la has traído y nos la dejas: aquí estoy y quiero tus palabras de vida eterna y espero abrazarte ya que me abrazas. Lo he escrito y lo siento así:
HOY DIGO SÍ
Señor, acaso escuches estos versos
del alma seca que otra vez te olvida
afuera de la fuente de la vida,
temiendo y calculando los adversos
sucesos, sin aquellos días tersos
sin tiempo, o sin nadie que lo mida,
por donde navegaba sin medida
con nubes y aves en el aire inmersos.
Hoy vuelvo a pretender seguirte al paso
sereno, manso, intimo, escondido,
hundiéndome feliz en el regazo
del monte donde el árbol encendido
me va significando así el abrazo
que yo sabiendo que me pides pido.
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