Ya quiero preguntar para tenerte
y así intimar contigo creando lazos
siguiendo tus serenos, mansos, pasos:
¿maestro dónde moras para verte?
Perderme entre las cosas y perderte…
no más: he recibido tus abrazos
en las montañas, prados y ribazos…
y allí me has complacido al complacerte.
¿Qué cosa quieres de ahora en adelante?
-así a Tomás tú mismo preguntaste-
yo quiero tu Persona… en este instante.
Yo busco aquello ahora que buscaste:
A mi que antes de todo un rostro era (ante
tu Faz) que tú amas, amarás y amaste.
El himno de Pablo a los Efesios me puso ante el Padre en los cielos y he sido en ti inmensamente feliz en las tardes de mi Villa.
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