Señor, la belleza de los días de este otoño luminoso
en el valle tras la sierra llena de ternura y gozo
Es cierto que el corazón mucho sufre por los otros,
los vemos arrebatados por esto que saben pocos
y Juan describió en los cielos desde Patmos hasta Amorgos.
Los arrastra el enemigo por su derrota furioso
¡Cómo ataca cómo acosa! Pasa y deja todo roto
A mí Señor me ha robado del esplendor casi todo
cuando pensé que la tierra se llenaba y sin rebozo
de tu gracia desbordante y nos quedamos bien solos.
Mas la tarde nos envuelve y en su oro siento tu rostro
que un día fue abofeteado y aún tenido por loco.
Si no quiero ni acordarme porque tan débiles somos
recibiré, sí, tu amor y amaré luego a mis prójimos.
Tu belleza me ilumina, rodea y hiere mis ojos.
Comunicarla pretendo y así canto, amo y oro.
en el valle tras la sierra llena de ternura y gozo
Es cierto que el corazón mucho sufre por los otros,
los vemos arrebatados por esto que saben pocos
y Juan describió en los cielos desde Patmos hasta Amorgos.
Los arrastra el enemigo por su derrota furioso
¡Cómo ataca cómo acosa! Pasa y deja todo roto
A mí Señor me ha robado del esplendor casi todo
cuando pensé que la tierra se llenaba y sin rebozo
de tu gracia desbordante y nos quedamos bien solos.
Mas la tarde nos envuelve y en su oro siento tu rostro
que un día fue abofeteado y aún tenido por loco.
Si no quiero ni acordarme porque tan débiles somos
recibiré, sí, tu amor y amaré luego a mis prójimos.
Tu belleza me ilumina, rodea y hiere mis ojos.
Comunicarla pretendo y así canto, amo y oro.
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