domingo, 19 de mayo de 2013

VEN SEÑOR

El "sí!" lo he dado y lo doy pero el "no" sin embargo no desaparece o bien tú te escondes para que te busquemos, como canta San Juan de la Cruz: ¿Adonde te escondiste amado? Creo que esto no es el "no" sino un "sí" porque uno persigue y otro atrae. El "no" aparece como no procurar seguirte, como inercia en el verdadero "no" que nos aqueja desde nuestra nada.
Luego la nada no desaparece porque es constitutiva. Tú nos has venido a buscar para retirarnos de ella. Es más la has asumido siendo creatura y vencido muriendo. Hay pues que morir pero a la muerte, corriendo por las molestias de esta vida mortal y pasando por la muerte vital como dijo Agustín.
El "sí" es un "decir" sí y es una respuesta a tu "he venido y he sido enviado" y al "ven". Es un "sí" sacramental porque te recibimos y nos aferramos a ti que nos dice "sí" en ellos. Ella dijo: "sí, hágase tu voluntad" y tu hiciste su voluntad. Ahí está el secreto del "sí". El Padre es el absoluto "sí" sin "no". Cumplir la voluntad de tu Padre, pasar desde nuestra nada a Él por tu "sí" nos vuelve a nosotros "sí".
Largo preámbulo para decirte: "ven". TÚ ERES SEÑOR DE LA NADA.
¡Y SIN EMBARGO TE SIENTO TAN CERCANO, TAN AMIGO! El agape lo hace. Te has hecho capaz de recibir hasta la nada: esto es Dios, AGAPE.
Tan simple como omnipotente: la nada se somete y cobra la forma de la  humildad.

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