lunes, 20 de mayo de 2013

TE ESPERO Y GUARDO TU PALABRA

¡Huy que hay dolor! según lo sentía el Filoctetes de Sófocles. Pero para nosotros es el veneno del pecado que se expande por nuestros hijos más débiles. Y llamo pecado al desorden con respecto a la recta razón a su vez medida por la fe esperanza y caridad, tan hermosa constelación pensada por Agustín y concebida por Tomás ¡Pensar que a nadie puedo enseñarla! Completamente cerrados los caminos en medio de fenomenal ruido y solicitación del mundo estallados ya en los lenguajes diversivos.
Por eso clamo a ti Señor que nos ayudes porque perecemos en medio de este oleaje creciente. Si no leyéramos el pasaje de la tormenta calmada no tendríamos consuelo.
El mundo va y va en el desborde, desastres naturales nos llegan, la muerte nos acecha. Todo esto sin tu presencia y mano salvadora nos oprime. No sé porque yo habría de salvarme de los males habiendo tantos que sucumben a ellos. Lo que sí sé es que debo orar sin cesar porque tú nos lo mandas. Y esta perspectiva, este abierto horizonte lo siento como una gracia acariciante ¡Poder hablarte, dirigirme a ti, escuchar mi voz que te dice: "dame de tu agua que salta a la vida eterna", dar la espalda a los temores ciertos y ponerme frente a tu rostro verdadero!
Aquí estoy para ti y vigilo esperando.

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