Señor, es cierto: en medio de amarguras
de muertes que desnudan nuestra nada,
te tengo junto a mí en mi morada
y veo en esta tarde tus dulzuras.
Su luz acariciaba y sus ternuras
las prodigaba en oro en la arbolada
campiña y ya mi sierra azul morada
resplandecía airosa en sus alturas.
Tus santas, venerables, puras manos
las cuerdas de mi corazón pulsaban
aquí en mis días jóvenes tempranos
cuando mis ojos al confín miraban
del valle y suscitabas los arcanos
designios que mi ser verificaban.
de muertes que desnudan nuestra nada,
te tengo junto a mí en mi morada
y veo en esta tarde tus dulzuras.
Su luz acariciaba y sus ternuras
las prodigaba en oro en la arbolada
campiña y ya mi sierra azul morada
resplandecía airosa en sus alturas.
Tus santas, venerables, puras manos
las cuerdas de mi corazón pulsaban
aquí en mis días jóvenes tempranos
cuando mis ojos al confín miraban
del valle y suscitabas los arcanos
designios que mi ser verificaban.
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