Viniste aquí a buscarnos encarnado
hundiéndote en el mundo mansamente,
dulzura nos dejaste y hoy presente
estás en el Paráklito enviado.
Yo siempre te he sentido así a mi lado
y pude la verdad ver en mi mente
y en ella el corazón también la siente
en plenitud por gracia iluminado.
¡Es tanto lo que tengo y he tenido
girando así los años en lo mismo
haciendo de oro aquello que he vivido!
Resuena así tu bello catecismo
en el silencio de tu amor transido:
Pasión en donde abismo llama a abismo.
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