sábado, 27 de agosto de 2011

LA SOLEDAD DE ESTA NOCHE

    Ahora es tu hoy yo navego en la noche que es nuestra y que yo quisera compartir con mis seres más cercanos con quienes estoy unido en las íntimas relaciones familiares ¿Por qué no extrañan tu cercanía? ¿Porque yo no rezo? Aqui voy de vuelo hacia tí en la profundidad de la noche, sabiendo que no hay nadie sino tú a la escucha, tú en quien, por quien y para quien hemos sido llamados a la existencia de la nada. Todas nuestras cosas se desvanecen ante tí, por más que debamos perseguirlas por supuestas necesidades que sin embargo tú mismo dispones que sean cumplidas. Todo es vanidad, vanidad de vanidades dijo el PREDICADOR. Pero nosotros estamos coaptados a las cosas y siguen siendo nuestra pertenencia. Sin embargo hemos sido hechos a tu imagen y debes salvarnos de nuestro realismo atroz.
  Voy de vuelo en esta noche. Por fortuna habito en la soledad habito como en la del faro del fin del mundo. Nada obstaculiza ni frena el rayo de luz. Las estrellas brillan ante mi vista como naves. Ruido del silencio altísimo por el cual doy gracias. Las moradas de Santa Teresa se van abriendo ante quien te da posada.
  Solo hacia tí voy. No iría si no me llamaras ¡qué no duerma Señor afuera de mi casa donde moras! Mientras tanto sólo tú estás disponible a toda palabra mía que en llegando a tí se transforma en pedido: no pido por mí sino por los que se han dormido después de haberme oído hablar de tí: resuene tu Palabra en sus sueños, triunfe tu gracia, gane tu solicitud salvadora de la nada que nos oprime.
  Por esto elevo mi voz hacia el Padre que está en los cielos y pido que sea santificado su nombre en nosotros, en los prójimos por quienes te he pedido, en mí que pronto cerraré mis ojos y caeré en poder de aquello que Sigmund Freud llamó el inconciente: pura vecindad de la CHORA.

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