EVANGELION
El sol se pone, un corazón dorado,
va acariciando tierno cada cosa
cada árbol y a la calle la hace hermosa:
¡ yo fui un maestro en esta Villa anclado!
Recojo mis recuerdos admirado
De aquella intimidad tan poderosa
Que encierra en si el misterio de la rosa
Y piensa en si lo interno contemplado.
Ya ahora llaman dulces las campanas
A intensa , antigua y nueva eucaristía,
La escuela amasa y leuda cada día
El pan de vida en tardes y mañanas.
Aquí vi desde siempre el paraíso
Sentí la mano tierna que acaricia
El surco mas acá tracé preciso,
Un verso y otro verso en la delicia
Del cielo bien bruñido puro y liso
¡gocé de este evangelio de esta albricia!
Estoy en Villa dolores, Córdoba, Argentina, pequeña ciudad donde la Virgen de los dolores es la patrona como en tanto pueblos las hay. Ella es la que piensa y cons-serva, diateréi, las cosas meditándolas en su corazón, es la intimidad completa, es la primera persona que supo que lo era viéndose en su hijo, viendo su rostro en El ¡Prodigio que cura todo mal para nosotros! Ella es nuestra madre, la mujer, nuestro destino.
Aquí enseñé junto a ella y fui enteramente feliz con la que ha sido llamada feliz por todas las generaciones.
¡ELLA LA DOLOROSA! ¡Ánimo ella nos llama junto a sí! Ella lo adora como Dios y lo posee como hijo. ¿QUÉ MÁS SE PUEDE PENSAR, DECIR O DESEAR?
Yo me puse a su servicio y auqnue uno se olvide ella no nos olvida ¡ES MADRE!
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