lunes, 15 de agosto de 2011

TU PALABRA RESUENA EN MI OÍDO

Adentro resuena tu palabra mientras por fuera llueven vanidades y todas las mentiras de que habla el salmista que hoy se llaman puntos de vista del pensamiento. Lo que sucede antes y ahora es pasar de largo de la verdad que eres tú mismo y es un océano transparente  donde no hay que ser un yo y un tú sino una persona hacia otra persona en una relación donde la diversidad radica en la posesión de lo mismo que es infinito. Esto es lo que tú dices a cada persona y que resuena en su intimidad creando en realidad ese ámbito donde anida la verdad. Tú eres la Verdad.
Repito: habla, habla tú solo, que no quiero oir otras palabras. Te veía en una deleitosa soledad, en un cabaña donde solo el estar contigo contaba, sin ninguna tarea, morando contigo aquella tarde...Y lo sentía y por eso escribí aquel poema: En medio de los días otoñales/ quiero dejar atras los males/ llegando de tu casa a los umbrales (no recuerdo los versos intermedios). Siento tu presencia en la soledad y entonces  imprimen tus palabras dando luz y calor tu semblante. Eso que se llama fe dicen que consiste en creer y más allá en decir sí. Pero no es algo nominal, se siente tu compañía y se pregusta la visión de tu rostro bien que al acentuarse tu presencia hay un no sé qué de pudor o apuro temporal para pasar ese momento y volver al tiempo sucesivo. La visión cuando tu presencia se intensifica da tanto gozo que al colmar las posibilidades uno se da por satisfecho y luego se va como dejándolo para otro día. Y entonces por mucho tiempo clama en el recuerdo y todo le parece sin sabor.
Tu palabra empero sigue resonando y la búsqueda se hace un preguntar con la mirada por dónde has pasado, como poetiza San Juan de la Cruz. Entonces te llamo a que vengas a caminar conmigo y que tu bello abismo sonde.

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