lunes, 25 de agosto de 2014

NOCHE OSCURA

Vuelve la imagen que está en mi memoria en la de la gracia y quita a la vez el espanto. Tu rostro Señor que se adueñe del rostro y su fe se acreciente hasta límites maravillosos. 
Los días vividos sean campanas que indiquen la gloria vertida en las misas que fueron que son y serán. Tú has vencido a la muerte a fin de que nosotros vivamos. Que entonces no parezca que estamos como seres humanos perecederos cuando hemos comido tu cuerpo y bebido tu sangre. Formamos contigo ese cuerpo y ¡ay! no estamos hundidos en esta verdad absoluta. 
Lo que a diario escuchamos agosta como el cálido viento. Yo quisiera que oyeran mis prójimos todo y meditaran en ello. He intentado salvar a estos jóvenes del mundo potente que al fin logró capturarlos. No he tenido ayuda alguna porque mis auxiliares estaban tejidos con hilos mundanos.
Y ha llegado la hora y se encuentran ante ese adversario y no tienen respuesta sino es la del mundo encerrado en el cual ese tiempo acotado por cosas y cosas sepulta.
Es por eso que pido un alargue por si puedo llegarme a sus almas y por eso te pido que aumentes su fe para que puedan verte en sus almas.
Y te pido un milagro para que tanto mundo se quede eclipsado por la gloria como ha sucedido en tantos que han recibido el efecto sensible de tu misericordia.
No por mí que odio el mundo en su gran tiranía creciente y soy luego ocasión de rechazo. Quizás yo te pida un milagro que entonces conteste a la gran vanidad que nos cerca.
Borra el rostro natural y dale esplendor del espíritu. Tu presencia en nosotros requerimos. Como sea debemos vencer al tenerte.
¡Ah que oscuro se muestra el camino!

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