El tiempo está cerca, he aquí que vengo pronto. Estas palabras que nos traslada San Juan nunca las queremos escuchar o bien lo hacemos alejándolas.
Tú estás cerca y has estado en mis tardes y mañanas. Yo te he sentido y te he dicho: VEN A CAMINAR CONMIGO. Yo he caminado por la verdad, por tí contigo. Un prodigio de la UNIÓN HYPOSTÁTICA: por tu ser junto a tu Persona ya encarnada y resultada EUCARISTÍA.
La muerte está en la EUCARISTÍA, tal misterio sacramental adoramos y comemos. Cada día. Es lo que más extraño este cada día. Es increíble como nos mundanizamos y prescindimos ¡cada día del alimento! Es increíble como nos hacemos heréticos donosamente.
Ahora llega la muerte a nuestra propia puerta ¿y qué? ¿deja el tendal de consecuencias inadmisibles? ¿O bien es EUCARISTÍA?
Aún pido el milagro AD MAIOREM DEI GLORIAM DEI pero si no está indicado y se clava también en nosotros la lanza del soldado: ¡SALGAN LOS SACRAMENTOS Y NOS SANTIFIQUEN Y OBREN LO QUE SIGNIFICAN!
Que veamos la continuidad de la Iglesia, la militante que es camino con la triunfante que es plenitud pero que debe estar ahora adviniendo. Y lo vamos en tu HOY esta tarde. Que veamos cada día en tu hoy lo de la familia de quien tomas una joven madre. Si no hubiera milagro de Brochero que haya conversión permanente hacia ti como milagro prodigioso frente a un mundo arrebatador de conciencias y de interioridades ¡Que hay un espacio permanente para esta muerte, que ella nos lleve hacia adentro cada día donde tú nos acaricies y nos hagas morar!
Nos prometiste morar en cada uno pero las cosas del mundo poderosamente nos arrancan de la morada: ¡Danos lo que prometes para que puedas venir a morar con los que padecen este momento de partida anticipada!
Yo pido el milagro: SEÑOR, DIOS NUESTRO, TEN PIEDAD, QUIEN AMAS ESTÁ MURIENDO. ¡Cuántas veces amé estas palabra y el verte misericordioso obrando como Dios!
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