viernes, 16 de septiembre de 2011

EL MÁS ANTIGUO POETA HEBREO

                         LA IMAGEN  DE LA IMAGEN EN LA IMAGEN

                        Dijera algun antiguo poeta hebreo
                        que somos una imagen o persona.
                        Y Dios aquí no crea sino dona,
                        haciendo de este día un jubileo.

                        Nacía así la mujer mas sin deseo
                        carnal, como una idea, y abandona
                        las cosas y en la mente amor razona
                        en el poeta que antes se hizo reo,

                        dejando el esplendor del rostro interno,
                        la imagen de la imagen recibida,
                        como imagen de aquel rostro paterno

                        que la palabra dibujó en la vida
                        y en carne de su carne: un don eterno,
                        que al ser espejo luego fue querida.

   Contigo he caminado por mi Villa hacia las aulas donde esto he enseñado. El claro del encuentro originario que se narra en el capítulo dos y la creación de varón y mujer REALIZADO POR EL HAGAMOS A NUESTRA IMAGEN en el célebre capítulo uno. Esto forma la columna vertebral de nuestra humanidad, quieran o no. Dante era quien poetizo aquello de "amor que en la mente me razona" y los hodiernos son los que dejan el esplendor del rostro interno y blasfeman c contra la imagen de la imagen de la imagen  (aunque en la otredad eleiminan el yo y abren el camino para ser ya no yo sino tú en mí). Es decir la imagen del Padre QUE ES EL HIJO, QUE FUE ESTAMPADA POR LA PALABRA EN EL ORIGEN Y QUE FUE HECHA COMO ESPEJO EN LA MUJER PARA QUE EL VARON FUERA HOMBRE ESPIRITUAL Y NO ANIMAL O MERAMENTE PSÍQUICO.
    Tu apóstol Pablo afirmo: el hombre psiquico no comprende las cosas del Espíritu. Y tu discurso antes del huerto decía que el mundo no puede recibirlo. Pero los que lo reciben son ya hijos. Nosotros Señor, los pequeños, los necesitados de tí, los que somos mendigos con respecto al espíritu, como dice la primera bienaventuranza, en griego.

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