miércoles, 28 de septiembre de 2011

HABLAR CONTIGO

  Hablar contigo no cuesta nada, no hay que armar el discurso, sólo hay que responderte. Es, sí,  un ejercicio de la fe, o sea del decir SÍ. Mil veces te digo sí, Señor, salvador nuestro, que haces que este día no pase meramente pues lo incluyes en la totalidad de mi tiempo y lo salvas en tu  hoy. He sentido este tiempo pleno e interpretado que tú estabas conmigo y que me llevabas a través de mis días de maestro. Lo digo y lo refresco en mi memoria. Y pretendo ahora ser salvado del mismo modo.
Si me incluyes en tu hoy y si eres así para mí te escucho diciendo YO SOY y así yo soy. Yo creo que se borra esto por mi preocupación por mis prójimos que se me van del ser, del claro del ser. No puedo tenerlos en el tiempo pleno. Se me van las personas entre la correntada de las cosas...
Tú eres la roca, sobre tí estoy. Sálvanos en tu hoy y ven otra vez a caminar conmigo y deja que el abismo bello sonde, que por el piélago del ser navegue y que me pierda en el azul repliegue, de tus montañas anhelante herido, dejando todo el peso que te niegue, volando como una ave hacia su nido.
Vuele esta noche hacia el lugar escondido en las cañadas soledosas de las montañas. En la noche cuando nadie parecia...

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