jueves, 15 de septiembre de 2011

LA VIRGEN DE LOS DOLORES

        Hoy en la procesión sí que me sentí agobiado, consonante con sus dolores y más aún cuando ví consumirse por la vejez a nuestra amiga con la cual festejábamos este día ¿Qué aguardábamos que no se cumplió? La Virgen de los Dolores saludada con el pañuelo blanco, cubierta de claveles, blanco de las oraciones de muchos ¿Qué esperábamos? Mi corazón ardía como el de un apóstol ¿acaso recibí ese trato y por eso estoy como arrasado por lo que llaman realidad?
        He guardado el tiempo para atisbar la eternidad, he recibido el soplo del Espíritu para que se despertara mi persona que es imagen tuya, he hablado en correspondencia a tu llamado en la intimidad  donde habitas. Te preguntaron: ¿dónde moras? Había que entrar en el interior para ver y habitar. Hemos conversado o sea pensado. Eso significa pensar: corresponder a tu llamado en la cercanía, de persona a Persona. Pero no hemos logrado formar esa comunión de personas. Las cosas y sus estructuras han predominado y las ovejas se han dispersado. Tú has hablado del lobo. Nadie cree en ello.
        No he podido ver el predominio del Espíritu frente a las cosas de cada día ¿Quien te ha creído? Nos has dejado al DEFENSOR  ¿DE QUÉ DEBÍA DEFENDERNOS? Su asistencia no he visto que se eche de menos. La madre dolorosa, puro silencio, sin lenguaje que apunte a las cosas y significándote.
        De tí queremos ser morada en el Espíritu y recibir la paz.

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