CATECISMO VIVO
A ti Señor te correspondo ahora
a tí que me has llevado de tu mano
haciéndote mi amigo y tan cercano
cuanto mi vida al pan de vida adora
en dulce tarde cuando al árbol dora
el sol en este valle trans serrano
y nada pasa sino el tiempo arcano:
el tiempo que en los montes se demora
y solamente el río pasa, el mismo
que corre hacia el origen y aquel ave
que ya volaba sola en el abismo.
Ahora es el momento: ahora cabe
tu rostro al resonar tu catecismo,
morando tú conmigo haz que te alabe.
La resonancia de tus palabras han dibujado tu rostro en el centro de mi alma y todos estos años he estado en tu compañía. Nada raro: lo experimentaron los que iban a Emaús y lo anunciaste en el discurso antes de ir al huerto. Esas palabras que atraviesan nuestro ser y hacen la morada. Es cierto que se ciernen las tinieblas contra esta beatitud anticipada pero no hay que hacerle lugar al hecho de que muchos no pueden, no saben o no quieren hacerte lugar. Tú eres hoy para mí y yo debo corresponderte. A tí debo asirme ya que extiendes tú tu mano hacia mí. Eres tú quien viene. Ven Señor Jesús y nada piense yo sino en recibirte.
A ti Señor te correspondo ahora
a tí que me has llevado de tu mano
haciéndote mi amigo y tan cercano
cuanto mi vida al pan de vida adora
en dulce tarde cuando al árbol dora
el sol en este valle trans serrano
y nada pasa sino el tiempo arcano:
el tiempo que en los montes se demora
y solamente el río pasa, el mismo
que corre hacia el origen y aquel ave
que ya volaba sola en el abismo.
Ahora es el momento: ahora cabe
tu rostro al resonar tu catecismo,
morando tú conmigo haz que te alabe.
La resonancia de tus palabras han dibujado tu rostro en el centro de mi alma y todos estos años he estado en tu compañía. Nada raro: lo experimentaron los que iban a Emaús y lo anunciaste en el discurso antes de ir al huerto. Esas palabras que atraviesan nuestro ser y hacen la morada. Es cierto que se ciernen las tinieblas contra esta beatitud anticipada pero no hay que hacerle lugar al hecho de que muchos no pueden, no saben o no quieren hacerte lugar. Tú eres hoy para mí y yo debo corresponderte. A tí debo asirme ya que extiendes tú tu mano hacia mí. Eres tú quien viene. Ven Señor Jesús y nada piense yo sino en recibirte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario