EL BÁLSAMO DE LA DULCE POESÍA

Yo soy lo que tú quieres y has pensado
y tú eres lo que nunca yo he podido
soñar pues fui de nada despertado
y ante tu voz me siento conducido
al ser del pensamiento iluminado.
Por tiempos te sentía estremecido: 
me hablabas y el Espíritu movía
mi alma y me llenaba de alegría.

Ahora te he perdido o no te encuentro
perdí lo que tenía aquellas horas
cuando me hablaste en el profundo centro
del corazón en donde te demoras
cuando uno se desliza más adentro.
Ahora te pregunto dónde moras:
así podría reposar contigo
quitándome de encima al enemigo.

Bien sé que para aquesto tú has venido
más sé que hay una lucha por delante
Aquí hay tinieblas donde luces y has lucido,
querría que llegara aquel instante
de paz mas nos envías donde has ido
y me detengo sin ningún aguante.
Lo que ha de ser, que sea empero
¡y sean ellos ya su templo verdadero!

Entonces otra vez la dulce estrella
me llama a que la siga pues se mueve
y ya camino por la senda bella
perdida, oscura:  ahora feliz se atreve
el alma sola ya a salir por ella
acaso llueva, acaso quizás nieve...
¡Que dicha tengo de seguirte luego
me da calor de la esperanza el fuego!  

La noche se ha venido delicada
y la hace más oscura el bosque, el prado
respira y es la tierra honda callada
la que se bebe el cielo iluminado.
¿No he de atender acaso a tu llamada?
Quien te responde se volvió persona
por gracia es el Espíritu quien dona

el puro amor que "engendra en la belleza"
y más y más se interna y se desliza
(ladridos olvidando en la maleza)
oyendo al cisne que solo aguas frisa
y si son puras dicen que las besa
embelesado en la montaña con la brisa.
El Espíritu sopla donde quiere
y entonces el silencio alto nos hiere.
     
El antes dio la dulce poesía,
esto le fue dado dado a los helenos
junto a ese mar que todo embellecía
y aquella lengua con sus ritmos plenos.
La música nació de la armonía
y así en su alma sólo fueron buenos
si conformaban su sentir a la justicia
tal fue su fruición y su delicia.