viernes, 19 de octubre de 2012

La lectura de hoy donde San Pablo arroja ese himno a los Efesios nos pone ante la faz de Dios. Vemos la razón de nuestra creación así sin más: ser santos e inmaculados en su presencia. Y para ello nos creó "en tí Señor Jesús con quien ahora hablo". El Padre ha querido que seamos alabanza de la gloria de su gracia con la cual nos agració a nosotros en tu amor. Somos sus hijos por causa tuya que eres el HIJO AMADO en quien se complace. ¿Y yo ahora desde mi escritorio te hablo en la noche en un punto del universo? Y yo he sido creado en tí para tí y la alabanza de la gloria tuya y del Padre y del Espíritu Santo.
Es bueno el repetirlo sin abismarse. Lo que es cierto y siempre aquí repito es que mientras me proponía enseñar esto y únicamente esto en tus aulas tú venías a caminar conmigo, como no fueras lo que eres: la razón de todo, el LOGOS, quien juntas todo en tí: y todo ¡es todo! Claro, es que eres también hombre y nos llamaste amigos¿Por qué no caminarías conmigo como con los discípulos de Emaús?
Me parece que el tener como meta en mi magisterio el enseñarte, así te amaba y al guardarte tú venías y te mostrabas en mí mientras te enseñaba. Mas ahora ya o tengo a tus pequeñuelos delante entonces los ataques del enemigo son el pan de cada día y no puedo tenerte caminando conmigo.
Ahora te hablo buscándote ¡que te encuentre callando! Ahora pido por los míos que siendo prójimos están lejos ¡que los los salves de todo lo que los aparte de tí mientras yo te recibo! Así me encuentro llamando en esta noche a Aquel PARA QUIEN HE SIDO CREADO, PARA LA ALABANZA DE SU GLORIA

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