martes, 2 de octubre de 2012

¡CUÁN SOLOS AY NOS DEJAS!

Fray Luis lanzó este lamento poético. En el saber de la fe sabemos que no es así. Pero en medio de la experiencia directa parece que tú no estuvieras ni la Providencia rigiera. Y sin embargo considerandolo bien, tu ausencia es aparente. Estás ausente porque que me enfermo y me muero pero tú moriste en suplicio. Estás ausente porque no te conocen y no cumplen la voluntad del Padre pero tú te has dado a conocer de modo extremo cumpliendo la voluntad de tu Padre.
Es cierto que no te sentimos y suben las contradicciones como las de Job pero sabemos que en esto está nuestro escaso mérito. Lo único que nos queda es corresponder a lo que tu pides: ORAD SIN DESFALLECER. Señor, sentimos que estamos solos pero no que nos dejas solos. Has querido que participemos de las penas tuyas que son las nuestras. Te pedimos que no se pierdan los hijos que nos has dado y que robustescas nuestra fe recibida que dice que se pueden perder, que pueden elegir no el seguirte sino el seguirse a sí mismos y al contorno que los lleva como un río desbordado.
Quítales su mala voluntad y dales la fidelidad a tus palabras. Y a mi no olvides en la lucha intra muros.

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