domingo, 8 de enero de 2012

El mundo de los hombres es inabarcable para un hombre en todas sus manifestaciones y la filosofía ve totalidades. Por ejemplo Spinoza probó que hay una única sustancia que es Dios. Así abarca hasta lo infinito del universo donde el mundo de los hombres es una semilla de mostaza. Pero cada uno de nosotros sentimos que somos como infinitos (por ejemplo mi amigo Walter cuyas alas lo llevan lejos). Y en nuestra pequeñez está el misterio de la persona. Y tú que eres el dónde están todas los cosas creadas te vuelves hacia cada persona, porque persona es ser relacional, y te pones en la cercanía y nos llamas.
 Así el Dios infinito que conserva todo en la existencia viene a caminar conmigo como persona que es decir que nos hace pregustar el fin último o fin de los fines. según la teleología.
 Y si alguien dudare le recordaría el final de la oración sacerdotal: YO EN ELLOS. Haciéndote caso en estos discursos que se metieron en mis entrañas es que comencé a hablar contigo y me va bien porque de lo contrario estaría muy solo tanto con la teología como con la acción entre los hombres y con aquella monserga de que estás en el hermano. El hermano que son todos los hombres aunque te mostraran en la santidad, uno a uno, no serían TU PERSONA que es la que me habla (YO SOY QUIEN CONTIGO HABLA) o quien está en nosotros, en la morada y te manifiestas tú mismo ¡Con menos que contigo no me quedo! Por eso te respondo y  corrrespondo a tu amor para que permanezcas. Por  lo menos mientras te voy hablando y dejo que en soledad tú dejes tu mensaje de cada día. Quizáme dijeras: ven y sígueme o bien ven y verás. Yo ya no tengo otro oficio y ya sólo en amar es mi ejercicio. Yo pido que seas tú mi tesoro y me hagas ingresar en la ermita y te alcance  en el sosiego, lejos de la amenaza del ruido de las cosas que hoy nos invade.
  YO TE LO PIDO EN TU NOMBRE. JUNTO CON EL PEDIDO DE LOS APÓSTOLES EN LA BARCA. ¡SÁLVANOS SEÑOR QUE PERECEMOS!

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