viernes, 27 de enero de 2012

         Se dirá: no te vemos ni te sentimos. Digo: con los sentidos. En la natura podemos sentirte atendiendo a su vida pura participando de lo creado en su belleza. Pero si no te buscamos, si no te hablamos, si no te escuchamos nos quedamos, nada menos, que sin tu persona. Si no amamos el himno a los Colosenses si no nos sentamos junto a tí en el discurso del pan de vida o en el de la mesa de la última cena no te vemos ni sentimos tu presencia, la de tu persona que nos dice: YO SOY QUIEN CONTIGO HABLA.
        Nos dirán: ¿dónde está tu Dios si no has cambiado nada? Seguimos igual por más que pedimos o bien eso parece y sobre todo les parece a quienes nos juzgan. No vemos con los sentidos ni la experiencia mundana en medio del príncipe de este mundo y el fenomenal ruido pero sobre todo en medio del tiempo de las cosas que hay que hacer. Porque tú no estás presente sino en la presencia y en el acontecer no en el km 1, 2 l o 300 y en el ir allí, allá, acullá. Podemos recortar en el allí una presencia pero quien está siempre piensa en lo que tiene que hacer "después": vive un tiempo siempre acotado y TÚ ERES HOY PARA MÍ SIN ESA CÁRCEL O EN EL TIEMPO ORIGINARIO QUE PASA HACIA LO MISMO.
        Recuerdo cuando puro te veía como si estuviera en el paraíso recuperado (REGAIGNED PARADISE) ¿Ahora no? Quizás me deje llevar por la presión de quien busca decepcionarnos. Miramos a los prójimos y nos decepcionamos mutuamente ¡Pero eres tú quien cuenta, tú quien unes, tú quien separas!
Porque no faltará alguien engañado que diga: estás con Él y no estás conmigo. Y tú le dirás:quien ama a sus padres esposo o hermano más que a mí no es mi discípulo...
         De hecho siento esa presión deceptora. Así al hablarte es como si te pidiera:

                                       VEN OTRA VEZ A CAMINAR CONMIGO
                                        Y DEJA QUE EL ABISMO BELLO SONDE

¡Siempre se trató de ello! Antes de joven, luego maduro, ahora más que maduro cuando el enemigo busca aprovechar tal situación: ¡tomémosle por sorpresa...está debilitado...nadie está con él...discute con todos! El salmista sin embargo ilustra esta situación y clama:

                                              YO TENÍA CONFIANZA AÚN CUANDO HABLE Y DIJE:
                                               "GRANDE ES MI AFLICCIÓN"
                                                Y EXCLAMÉ EN MI ANGUSTIA:
                                                 "TODO HOMBRE ES MENTIRA"

¡Ay de quien busca en el hombre lo que sólo tú das! Y estando solos.

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