sábado, 11 de junio de 2011

CONSONANCIA CONTIGO ES PAZ

 Yo soy por tí que me condujiste de la fraternidad de la paz. Venía con el matrimonio y el hogar como sustancia de la sabiduría homérica guiado a ella por la Virgen María: la mujer ¿Cómo habría hecho Dios a la mujer si se había de encarnar en ella y ser hijo real de su madre? Esta fue la pregunta que lanzaba en medio de mis serios estudios filosóficos, en ese entonces la FILOSOFIA DEL ESPÍRITU bajo el magisterio de un fiel sacerdote y filósofo argentino.
  Venía homérico mariano y espiritualizado al modo de la Fenomenología del Espíritu y de la Lógica hegelianas, vistas por un santo católico. Ya lo decía el personaje de la Montaña Mágica que Hegel era católico. Bueno no es así pero el espíritu me envolvía y allí y así vi a nuestra madre y de la Iglesia.
  Entonces ingresé en el hogar de Nazaret con unas hermanitas de la paz en medio de estas lomas que parecen orantes. Y el hermano Carlos de Foucauld era un referente para las hermanitas. Todo entusiasmo y ardor místico en las horas litúrgicas y especialmente en la adoración del santísimo al comienzo de la tarde, la adoración que producía la unidad de los instantes en tí. Esta era la paz y la lectura divina, la lectio, entre nosotros nos daba torrentes de gracia que desbordaba para aquellos que tenían contacto con nosotros. En mi caso: los alumnos. Claro está vinieron las tribulaciones a raudales.
  Esto no te lo narro a tí pero, sí, con ello argumento para que vengas otra vez a caminar conmigo. Porque antes de llegar a la fraternidad de la paz me acompañabas como la estrella a los magos. Podría haber muerto bienaventurado por tu presencia cotidiana en esa década previa. No corresponde que pierda la consonancia justo cuando tengo que estar con religiosas. De hecho ha sido un gran motivo de enojo el ver de cerca religiosos por juzgar cuánto se separan de la simplicidad del ser y se sumergen en la pluralidad de las cosas.
  He aquí  que parezco haber perdido todo aquello que tuve junto a tí en mi Villa y en el tiempo que estoy entre estas lomas nos hemos ido quedando solos, sin eucaristía diaria, sin campana y sin todo lo que en el primer tiempo tuvimos junto a las religiosas que -como todo eclesiástico-se mudaron a otros horizontes.
  ¿Has visto Señor que esto era como una noche purificadora? PUES BIEN DIGO: ¿ya está? Si no me vuelves a tomar nada soy, hazme consonante, hazme tu poema.

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