sábado, 25 de junio de 2011

EL HÁBITO DE ESCUCHARTE

Para todo hay un hábito, sea virtuoso o vicioso. Hay quien se toma un cafecito y golpea la taza con la cuchara, como dice el tango y hay quienes no pueden tomar café y se aficionan en cambio al té. Yo por mi madre soy de estos últimos y por ella te pido en esta noche: que esté en tu gloria en la felicidad que mereció por su corazón en esta dificil vida.
Me hice el hábito de hablarte ya que tú me has hablado primero y lo hago por INTERNET. Veo que nos escuchan doce lectores de Argentina hoy y uno de Alemania (adivino quien es) Ayer uno de Estados Unidos. Como Agustín yo me dirijo sin embargo a ti: él abrió esa vía en las Confesiones que recomiendo calurosamente a quienes hoy lean este blog. Todavía me falta hablarte como él con los salmos y los evangelios. Me dirán yo te hablo ¿y tú que me contestas? Eso me dijo una vez un alumno con interés y yo digo lo del salmista: OIRÉ LO QUE EN MI HABLA EL SEÑOR. Y TE CORRESPONDO, ESTABLEZCO UNA CORRESPONDENCIA. Es muy sencillo, lo he dicho, te escuché diciéndome: YO SOY QUIEN CONTIGO HABLA, y una flecha atravesó mi corazón desde entonces. Es cierto que logran distraerme muchas cosas pero como la Teresa que miro desde niño en el cuadro que aquí tengo, sangra mi corazón y te ama en esa transfixión. Es un hecho: tú has disparado esa flecha y mi corazón va en la dirección del arquero. Es la inversa de Aristóteles con su NOBLE sentencia: SED COMO ARQUEROS QUE TIENDEN HACIA UN BLANCO. Aquí es el corazón que va tras el arquero que ha hecho blanco en él. Es un hecho gracioso, de la gracia que me hace alabarte pues NOS HICISTE PARA LA ALABANZA DE TU GLORIA y tú mismo pediste al Padre en tu última oración antes del huerto que te glorificara y nos santificara a nosotros.
Con esto le contesto a aquel alumno que me preguntó: ¿ Y Él qué le contestó?
No teman en la casa de mi Padre hay muchas moradas..vendré y los tomaré conmigo ¿Acaso no vienes en la misa? Y sí que hay misas todo el día en el mundo...hasta por la radio. Y dentro de mí hablas en secreto y yo pido escucharte diciendo: no temas...no temas vengo a tí...ama mi palabra y consérvala y yo vendré y me mostraré en tí yo mismo. Aquí estoy yo para tí. Es muy simple, es un hecho...linguístico.
Y ahora estamos en la esfera del lenguaje como sustancia. Y el salmo dice: CONFÍA EN ÉL Y ÉL OBRARÁ.

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