lunes, 27 de junio de 2011

MUCHAS PALABRAS Y UNA SOLA PALABRA

Tú eres Palabra o Logos que contienes en tí todo y nostros somos infinitas palabras que se agregan hasta el aturdimiento. Clamo por el silencio Señor, yendo por el sendero escondido cuando el interior del monte crepita en la soledad. Sueño con la intimidad de la unidad de los INSTANTES. Tú me diste esa paz y avancé por ella en mi valle traslasierra. No debo perderme en una estéril inquietud fuera de la paz, debo concluir en ese sosiego. La historia debe concluir bien. Quizás debería ingresar definitivamente en la dimensión del ser y de la persona. Si la he experimentado es porque tú me la procuraste. Si le perdí es porque tú lo permitiste. Ahora la pido porque así dijiste que todo lo que pidéramos en tu nombre, tú lo harás. Te he pedido demasiado que otros tuvieran lo que les habías dado y perdieron. Ahora parece que di por concluída mi ansiedad al respecto pero al solicitarte la paz que me dabas todo lo incluyo. Las palabras: mi paz os dejo mi paz os doy que en cada misa se pronuncian son de una necesidad perentoria para nosotros los hombres ¡Oh cuánto sufrimos aquí cada día la menesterosidad de nuestra condición! Tú dijiste: "no te pido Padre que los quites del mundo sino que los guardes del maligno". Y sea así. Añado: tú nos haces falta y cercano muy cercano, conteniéndonos, gaurdándonos, juntándonos en tí.
  HABLA, HABLA TÚ SOLO QUE YA NO QUIERO OIR OTRAS PALABRAS.

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