jueves, 30 de junio de 2011

EN LA SOLEDAD QUE LABRAS

No dejes oh Señor que pierda la poesía y para ello habla, habla tú solo porque "no quiero oir otras palabras  e ingresar como fugitivo que vuelve a la soledad que labras ". Así era mi antigua lira que no tengo a mano y fue escrita entre mis alumnos cuando tú me traspasabas en esas tardes delante de estas sierras. Si no te hubiera sentido no hubiera escrito esa lira ni CAMPANERA DEL SER, que tampoco tengo a mano. He sentido que tus santas y venerables manos han tañido mi alma en esos años de catequesis poética.
Ese es mi pedido, parezco fugarme de lo que llaman realidad. Mas tú eres la realidad y sobre tí pido reposar como Juan, mi pedagogo, el apóstol de la permanencia , el custodio de María. Pido la paz de la permanencia, de la morada, de la moné. Todo cuanto he comprendido en estas décadas que deben arribar a un fin con distinción para ir luego a la casa del Padre celestial. Ese es el fin último y ya lo debemos apresar hoy recibiéndote, dándote posada.
Ahora estoy Señor rogando ésto en tu nombre para que hagas lo que nos propones: hacer morada en mí.

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