viernes, 24 de junio de 2011

ESTABAMOS CAUTIVOS

Señor nos aferramos a la vida como a los barrotes de una cárcel. La vida nos parece el máximo tesoro y queremos gastarla dentro de la cárcel del mundo. Allí bajo las resonancias de la fama y los espectáculos caemos en el olvido de la naturaleza verdadera de la vida: la que la hace vida y le da vida que es la visión de Dios. Adentro de esta cárcel hoy revestida de los muros tecnológicos más inexpuganbles e imposibles de atravesar reina el más seductor de los engaños: el poder. Hay una autosuficiencia como en la torre de Babel y los hombres van acumulando éxitos tecnológicos que los determinan y tú Señor eres un invitado a nuestra gloria: te han guardado una función, la de regulador social, la de gran socialista, la de mediador y nexo ¡Sí, en la comunidad tu eres el Cristoenmedio! Y más y más se compactan y se distraen del origen del mal, ora rebajándole importancia ora subiéndolo al cadalso en figura de tirano.
¡Pero estamos tan solos aquí dentro Señor y tan frágiles! Incesantemente somos atacados por el enemigo que suscita pasiones o invita a pecados que ahora resultan afecciones psíquicas! Por ejemplo: a la tristeza aguda llaman depresión y no habrá quizás en el terriotrio nacional alguien que conozca la acedia y el sistema de los pecados capitales que bien conocieron los antiguos. ¡Ay! El hombre privado de Dios deja de existir y eso sucede como una progresiva corrupción más que como muerte súbita.
Tú no me dejarás Señor cautivo en el lugar que he aborrecido en cuanto me di cuenta que era la cárcel de los engaños, porque ofrece lo que no puede dar. Allí me desperté pero despertaste tú al mismo tiempo mi conciencia. Yo veía morir a las personas y me horrorizaba porque amaba la vida ¡Pero era la vida de la vida la que en realidad me estaba tocando en la autoconciencia! ¡Eras tú que conmigo hablabas de niño en los atardeceres del barrio y en medio de los juegos! Mis padres me causaban miedo con su miedos y desconciertos. Es verdad que mis tías se presentaban como hadas benéficas. Pero después se hicieron viejas y finalmente murieron. Y yo estaba lejos y te buscaba porque quedé solo. Mi esposa fue el blanco del enemigo de la mujer y yo debía ser el Amadís de Gaula que la salvara. Pero seguí siendo un niño necesitado en medio del soberbio mundo. Soy hoy debilísimo contra quien nos agrede y ofrece cosas del mundo ¿Qué cambiaba ganando el mundo y perdiendo mi alma? Cautivos en esta subterránea cárcel  los hombres no solo no ofrecen apoyo (sean sacerdotes o no) sino que por el contrario exigen ayuda sobrehumana mientras están creídos en su misión intracarcelaria.
No nos dejarás Señor y nos guardarás del maligno y nos harás vencer el mal ¡Oh Señor nadie cree en el mal! Recuerdo Rinoceronte de Ionesco: nadie aceptaba su llamado y los rinocerontes aumentaban...hasta que la novia del personaje se va con ellos ¡Qué no me suceda eso a mí! Por eso te necesito, necesito aquello que has realizado en el mundo: hacernos tuyos y enviarnos el Espíritu Paráclito, el defensor.
San Ireneo de Lyón escribió: "el Hijo hizo visible a Dios para los hombres realizando así los designios eternos del Padre, no fuera que el hombre, privado totalmente de Dios, dejara de existir; porque la gloria de Dios consiste en que el hombre viva y la vida del hombre consiste en LA VISÓN DE DIOS."
E Ireneo fue discípulo de Policarpo y éste lo fue directamente de Juan, aquel que se recostó en tu pecho el día de la cena. Yo te pido reposar esta noche en tu pecho y recibir la dulzura eterna de la filiación adentro de tu hogar. El enemigo está en las tinieblas de afuera.

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