jueves, 2 de junio de 2011

TU ESTABAS CONMIGO PERO YO NO ESTABA CONTIGO

 Es cosa muy extraña que Tú nos hayas llamado amigos y nos propongas remansarte en nosotros en misterio de intimidad y esto pueda tener como resultado el común sentido de los hombres de que Dios está lejísimo y es cosa de las religiones con sus ritos y tradiciones. Yo hasta ahora no me lo explico adentro y afuera de "la Iglesia". En cuanto leo sermones de los primeros padres de la Iglesia veo que lo que siento acerca de tu presencia real en cada uno y para cada uno es así porque era así para ellos, que quizás pequen de ingenuos para los hodiernos. Pero los padres que escriben en griego y en latín están tan lejos como Dios para los hombres de estas centurias progresistas. Fuera del alcance de los que leen.
Convengamos que Dios está lejos o aún oculto y que los santos de este tiempo lo identifican con la verdad, la justicia u otras determinantes fijas y claras para el entendimiento. Corroboremos que los que son verídicos y justos y extienden la justicia en sus obras sientan a Dios y se ajusten al modelo de Jesucristo. Pero no te quieren en esa cercanía donde tú has querido colocarte: tanto más cerca que nosotros mismos para nosotros mismos. No sé cómo pueden querer y amar la verdad y la justicia y no quererte a tí en persona puesto que nos pides ser amigo y que te demos posada.
   Pero eso cae fuera de lo que uno pueda experimentar aunque lo corrobore en muchísimos casos, como dije, afuera y adentro. Quiero decir lo que pasa en general a muchos, antes y ahora.
   Lo que es fundamental es que hoy eres para mí y yo quiero ser para tí más acá de la discusión y la disputa de las cosas. Ahora en este momento estoy correspondiendo a tu decirme: YO SOY EL QUE CONTIGO HABLA. Todo lo demás se desvanece ante este claro de tu decirme.  Entonces, recien, yo soy, quien te escucha y mora en tu cercanía. En esta noche, ahora lo ejercito, porque dejé pasar la tarde sin atraparla y sin escucharte a mi lado como tantas tardes en las que me acompañabas a mis clases y me enviabas a ser fiel en lo poco, tocando mi corazón y haciéndome con ello sentir el paraíso ¿Por qué, cómo? Simplemente por atesorar esas palabras y buscar tu rostro: YO SOY HOY. Esto es experiencia, ir por tí hacia tí adonde tú me envías.
Muy simple y deleitoso. Porque entonces el árbol se vuelve teofanía en el ocaso, la campana intimidad que nos recuerda tu amor infinito, llamandonos a la eurcaristía, el ave nos significa la gracia sobre los pequeños, el mundo en la convivencia comunitaria cercana una bendición que se cumple...la alegría en el amor de Dios que tú nos infundes en la cercanía del Espíritu.
  Nacimos de nuevo una vez y no dejes que otra vez muramos.
Lo bello y bueno es que si te miro estás y si te hablo me hablas y mi corazón arde en el camino. Es simple como el tiempo que acontece en el ser. La promesa se cumple: Tú en mi. Tú mismo en mí. A ello me atrevo después de haberme atrevido y luego de dejarte por las cosas y por preocupaciones que me desviaron sin que fueran cosas a mi alcance ni para mí. Tú eres para mí y te ofreces ¿Esto es lo duro para creer? Tu palabra es mucho más simple que los pensamientos de los hombres ¿Por qué si ya te tuve pude carecer de tí? Eso me explica lo que al comienzo preguntaba: lo que  veo en mí no me maraville en otros.
Sea de esto lo que fuere: ya estoy Señor listo a tu lado: ven otra vez a caminar conmigo.

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